Competencia digital y pantallas en educación: la necesidad de una metodología coherente

En las últimas semanas, el debate sobre el uso de pantallas y recursos digitales en las aulas se ha reavivado con fuerza, especialmente en lo que respecta al tiempo de exposición de los menores. Si bien algunos consideran la tecnología como una amenaza para la educación tradicional, es crucial abordar esta cuestión desde una perspectiva equilibrada y fundamentada. El verdadero desafío no reside únicamente en el tiempo frente a las pantallas, sino en la falta de una metodología clara y coherente para desarrollar la competencia digital en los centros educativos.

Diversos estudios respaldan la necesidad de un enfoque más matizado. Por ejemplo, un informe del Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC) destaca que la lectura en formato impreso favorece la concentración y una atención sostenida, lo que mejora la comprensión lectora en comparación con la lectura en pantallas digitales. Este hallazgo subraya la importancia fundamental del libro físico como medio para estimular ciertos procesos cognitivos clave.

Sin embargo, otras investigaciones presentan perspectivas diferentes. Un estudio realizado en Honduras por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reveló que el uso de libros digitales no mostró diferencias significativas en el rendimiento académico de los estudiantes en comparación con los libros físicos. Esto sugiere que los libros digitales no están diseñados para reemplazar a los libros tradicionales, sino para complementarlos. Ofrecen ventajas prácticas como la posibilidad de actualizar contenidos fácilmente y adaptarse a diferentes estilos de aprendizaje.

Además, la competencia digital no se limita al manejo técnico de dispositivos. Según el Instituto Nacional de Tecnologías Educativas y de Formación del Profesorado (INTEF), implica capacidades transversales como la búsqueda crítica de información, el uso ético y responsable de los contenidos digitales y la creación activa y creativa de estos. Por lo tanto, es esencial incorporar estos aspectos en el currículo a través de metodologías específicas.

El Tecnológico de Monterrey destaca en este ámbito, enfatizando la importancia de que el profesorado desarrolle competencias digitales para mejorar la interacción con los estudiantes en entornos virtuales, promoviendo así un aprendizaje significativo. Para lograrlo, ha implementado una Estrategia Institucional de Educación Digital que abarca diversas modalidades de enseñanza digital, con el objetivo de transformar y optimizar la experiencia educativa mediante el uso efectivo de tecnologías digitales. Además, la institución ha definido estrategias de evaluación para medir la calidad del aprendizaje en formaciones digitales, permitiendo a los estudiantes demostrar sus conocimientos y habilidades adquiridas a través de análisis crítico y aplicación práctica.

Por su parte, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) ha realizado importantes contribuciones. A través de MIT Open Learning, ha desarrollado investigaciones que exploran cómo la tecnología puede influir en el aprendizaje y la educación, proporcionando recursos para mejorar la retención y aplicación del conocimiento. Iniciativas como MIT Horizon ofrecen recursos educativos basados en las últimas investigaciones científicas, diseñados para enfrentar los desafíos actuales en la educación. Además, el Proyecto Athena, iniciado en 1983, fue pionero en la creación de un entorno de computación distribuida para uso educativo, sentando las bases para el desarrollo de sistemas como el X Window System y Kerberos.

Un estudio publicado en Anales de Pediatría encontró que niños de 2 a 14 años que dedicaban 180 minutos o más al día a actividades recreativas frente a pantallas presentaban una mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad en comparación con aquellos con menos de una hora de exposición diaria. Por su parte, investigaciones de la Universidad de Barcelona indican que los niños que se acuestan tarde y utilizan dispositivos electrónicos durante más de 30 minutos antes de dormir tienen un mayor riesgo de desarrollar sobrepeso u obesidad, además de una menor adherencia a la dieta mediterránea. En este sentido, la Asociación Española de Pediatría (AEP) ha actualizado sus directrices sobre el uso de pantallas, enfatizando que su uso excesivo está vinculado a la obesidad infantil, entre otros problemas de salud. Para contrarrestar estos efectos negativos, recomiendan fomentar la actividad física moderada o vigorosa durante al menos 60 minutos diarios en niños y adolescentes.

En este contexto contradictorio, la metodología pedagógica juega un papel fundamental. Según la Revista de Educación a Distancia (RIED), es crucial proporcionar formación docente específica y continua en competencias digitales para garantizar su integración efectiva en los procesos educativos. En este sentido, debemos evaluar las políticas formativas actuales. ¿Son adecuadas? ¿Consideran metodologías actualizadas? ¿Ofrecen un seguimiento cercano y efectivo al profesorado? ¿Verifican realmente la aplicación de la competencia?

Aquí puedes ver dos imágenes, en una de ellas no se trabaja con una metodología adecuada al desarrollo de la competencia digital en la otra sí. Aunque esto suene rotundo, la realidad es que la competencia (sea digital o de cualquier índole) parte de la resolución de problemas, y en el caso del trabajo absolutamente individual, centrado en el dispositivo digital, pierde (al menos eso creo yo) fuerza el potencial del elemento TIC. En otra imagen vemos como existen diferentes áreas, en cada uno trabajan de forma que empleando un puzzle de aronson, los alumnos se han agrupado y volveran a sus grupos de origen con conocimientos expandidos y experiencias interconectadas: competencia pura y dura.

Un aula sin metodología adecuada

a la competencia digital

Aula donde se trabaja la competencia digital

Estas y otras preguntas tienen respuesta, pero la cuestión es si son respuestas reales o si todavía nos queda camino por recorrer.

Por ejemplo, consideremos actividades como la creación de un podcast por parte de los alumnos para explicar un contenido curricular concreto. Esta tarea no solo utiliza la tecnología digital, sino que también fomenta activamente la comprensión lectora, la síntesis informativa, la expresión oral y la creatividad.

En conclusión, el debate no debería centrarse únicamente en las pantallas, sino en cómo utilizarlas de manera efectiva y pedagógica, basándonos en evidencias científicas claras. La clave está en implementar metodologías coherentes que permitan integrar eficazmente los recursos digitales en los procesos de aprendizaje, asegurando así un desarrollo pleno de la competencia digital en nuestros estudiantes.

AspectoPerspectiva tradicionalPerspectiva matizadaEstrategias prácticas
Exposición a la pantallaAmenaza para la educación tradicionalSolo un factor; la metodología es crucialLimitar el tiempo de pantalla pasivo; fomentar el aprendizaje activo
Competencia digitalDominio técnicoBúsqueda crítica de información, creación responsable de contenidoIntegrar actividades de alfabetización mediática en el currículo
Libros digitalesSustituto de los libros físicosRecurso complementario que ofrece interacciónUtilizar libros digitales para actividades interactivas y multimedia
Integración de la tecnologíaUso ocasionalMetodologías pedagógicas bien estructuradas y planificadasProporcionar formación continua a los docentes sobre tecnologías educativas
EvaluaciónÉnfasis en las habilidades técnicasEvaluar la comprensión, la creatividad y la responsabilidadEvaluar los proyectos de los estudiantes en función de la profundidad y la originalidad

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